
¿Señorita? ¿Usted vuela? Esperaba una negativa seca, pero resulto con agrado que si volaba. No quise ahondar en que circunstancias emprendía el vuelo, pero imagine que sus razones tenían que ver básicamente con una suerte de desenfreno personal, que se confundía en constante placer. Yo solo veía tu reflejo en la pared, un cúmulo de sombras de todas las formas y colores, ¿recuerdas?, tal como ese video, en el cual bailan bajo el mar. Tan solo me entregaba al placer de estar contigo abrazarte y no hablar durante largos lapsos, no hablamos o ¿si? .Recuerdo tu discurso como si fuera ayer -las palabras no eran necesarias y que podían existir muchos lenguajes en nuestro mundo, si nuestro, porque entre esas cuatro paredes y la ventana cubierta, era nuestro universo. Que existía un lenguaje más allá de lo cotidiano, el lenguaje de nuestros cuerpos, de nuestros labios, el de nuestros roces-.
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